domingo, 10 de mayo de 2015
TALLER DE COMUNICACIÓN EN LA ZONA BANANERA DEL MAGDALENA
POR: FENRNANDO
Comunicación: Estrategia de la organización sindical
La información es un instrumento de poder y su organización y difusión constituye en sí mismo un hecho político. Representa en la práctica intereses políticos, ideológicos o económicos.
La información y comunicación.
Información los datos los contenidos, lo que transmitimos a otros.
Es contar algo para conocimiento de otras personas sin esperar respuesta: informa la radio, la televisión, la prensa, las hojas informativas, los carteles publicitarios… Es transmitir, pero no hay retorno (feedback).
Comunicación es la relación que se entabla en esa transmisión, el proceso y la organización de esas acciones.
Es el intercambio de ideas, opiniones, análisis… Comunicamos en el transcurso de una reunión, en una conversación con nuestra familia y amistades, en una asamblea. Es transmitir y recibir, hay retorno.
Puede haber información sin comunicación: La transmisión del dato. No puede haber comunicación sin información. Así la información es valorada como parte de una construcción común. Informamos pensando en el otro, en el desarrollo del otro. Por eso decimos:
Taller de comunicaciones zona bananera del magdalena |
miércoles, 6 de mayo de 2015
LA COYUNTURA COLOMBIANA EN EL CONTEXTO MUNDIAL
La
economía colombiana en el marco de la globalización del capital
Colombia y Latinoamérica hacen parte de la intrincada economía mundial desde los tiempos de la conquista y la colonización española. El oro, plata y platino extraídos con trabajo esclavo financiaron el surgimiento y desarrollo del capitalismo europeo. Después, durante el siglo XIX nuevos productos como el tabaco, la quina y el añil aportaron riqueza a los imperios inglés, francés y holandés. Luego vinieron el café, cacao, banano, petróleo y algunos productos manufacturados (textiles, otros), los que se convirtieron en productos de exportación, y ayudaron a crear empresas nacionales y a activar un mercado interno con una relativa dinámica propia.
Colombia y Latinoamérica hacen parte de la intrincada economía mundial desde los tiempos de la conquista y la colonización española. El oro, plata y platino extraídos con trabajo esclavo financiaron el surgimiento y desarrollo del capitalismo europeo. Después, durante el siglo XIX nuevos productos como el tabaco, la quina y el añil aportaron riqueza a los imperios inglés, francés y holandés. Luego vinieron el café, cacao, banano, petróleo y algunos productos manufacturados (textiles, otros), los que se convirtieron en productos de exportación, y ayudaron a crear empresas nacionales y a activar un mercado interno con una relativa dinámica propia.
Ahora
– en el siglo XXI – estamos de regreso a la extracción intensiva de oro,
petróleo, coltán y otros recursos naturales. El plan de la oligarquía – en
acuerdo con el imperio –, es instalar y fortalecer en el campo una industria
exportadora de agro-combustibles, productos forestales y cafés robustas. Va en
la dinámica de la reprimarización total de la economía colombiana. Además, dado
que se ha desarrollado una profunda re-colonización neoliberal de nuestra
producción y mercado interno, el principal género de exportación es el mismo
capital, que está representado en las ganancias de grandes y poderosas empresas
transnacionales (imbricadas con empresas de origen nacional) que explotan el
trabajo nacional en todas las áreas de la producción de bienes y servicios.
Entre enero y septiembre de 2011, las cerca de 4.500 empresas extranjeras que operan en Colombia ganaron 10.220 millones de dólares. El Banco de la República dijo que la cifra representa un aumento de 39,2 por ciento respecto a la de igual periodo de 2010, la cual fue de 7.340 millones de dólares. Las multinacionales que más utilidades registraron pertenecen a los sectores minero-energético, manufacturero y financiero (Portafolio). “Los giros al exterior por excedentes de las transnacionales llegaron en 2000 a 673 millones de dólares y en 2007 a 6.535 millones de dólares, registrando un crecimiento cercano a 1.000 por ciento. En 2012 el desangre económico, representado en las utilidades que las transnacionales envían a sus casas matrices, se acercó a 10.000 millones de dólares.” [1]
Entre enero y septiembre de 2011, las cerca de 4.500 empresas extranjeras que operan en Colombia ganaron 10.220 millones de dólares. El Banco de la República dijo que la cifra representa un aumento de 39,2 por ciento respecto a la de igual periodo de 2010, la cual fue de 7.340 millones de dólares. Las multinacionales que más utilidades registraron pertenecen a los sectores minero-energético, manufacturero y financiero (Portafolio). “Los giros al exterior por excedentes de las transnacionales llegaron en 2000 a 673 millones de dólares y en 2007 a 6.535 millones de dólares, registrando un crecimiento cercano a 1.000 por ciento. En 2012 el desangre económico, representado en las utilidades que las transnacionales envían a sus casas matrices, se acercó a 10.000 millones de dólares.” [1]
Ésta
situación corresponde al avance y copamiento del mundo entero por parte del
gran capital monopolista financiero, que en el caso colombiano, no se había
expandido totalmente por efecto de la sobrevivencia de relaciones de producción
pre-capitalistas hasta los años 70s del siglo pasado, el acaparamiento de la
tierra con capitales del narcotráfico durante los años 80s y 90s del siglo XX y
la primera década del siglo XXI, que le dieron soporte a grandes compras y despojo
de tierras con fines especulativos. Además, la permanencia del conflicto armado
impedía esa propagación capitalista transnacional. Hoy, están dadas las
condiciones en el campo para realizar grandes inversiones para lo cual la
burguesía requiere desmovilizar a las guerrillas y cooptar políticamente al
movimiento campesino y agrario.
Colombia
enfrenta en el momento actual una nueva ofensiva neoliberal que hace parte de
un proceso de expansión del capital financiero internacional y global
(estadounidense, europeo, ruso, chino, brasilero, etc.) que pretende enfrentar
su crisis sistémica re-localizando sus inversiones en África, Asia y América
Latina. Recurre a una estrategia de desposesión de todos los bienes públicos
(energía, agua, biodiversidad, basuras, etc.), despojo y desterritorialización
de las comunidades rurales (mestizos, afros e indígenas) para apoderarse de los
saberes ancestrales y cotidianos de las comunidades, los recursos naturales y
sobre-explotar la mano de obra nativa, en una especie de nueva acumulación
originaria o primitiva que pretende eternizarse en el tiempo.
Algunos
teóricos y estudiosos de la economía política mundial le denominan a éste
proceso como una acumulación por desposesión, expropiación y despojo, y no por
generación de riqueza.[2]
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